viernes, 10 de agosto de 2012

Los dramas de ser un señorito mientras chupo un limón

Hola, amijos. Llevo 2 semanas tocándome lo que viene siendo la zona cercana al perineo, otras 3 semanas en Londres y ahora no os he escrito porque no me ha salido de los huevos. Pero tranquilos, ya estoy aquí otra vez, para el deleite y el odio de muchos. (Pausa para aplausos y lloros) Pues nada que el otro día estuve viendo los Olympics, que vengo yo muy englishpeople y me dije ''oye, tío, escribe algo en tu blog, que entre la carrera y el verano lo tienes abandonaico'' y me puse manos a la obra y me hice un bocadillo.

En fin, la vida es así, como un bocadillo. De Londres no os voy a contar mucho, no hay de lo que quejarse, excepto por los precios de esa maldita ciudad.
- Hello! Un grano de arroz, por favor.
- 10 libras.
- O.o
Allí era todo precioso. Tenía mis salidas a ver la ciudad, mis vistas londinenses, mis fiestas, mis fotos de moderno y mi nevera llena. ''Hala, Adrián, ni que eso fuera importante'' Pues sí que lo es. Y más cuando llegas a casa después de 3 semanas comiendo lo que te ha dado la gana, abres la nevera y encuentras el medio limón que ha sobrado de la paella del otro día, que ese limón no tiene otro futuro que el fondo de una bolsa perfumada, si es que compras en el Mercadona. Las ganas que te entran de comerte ese limón son directamente proporcionales a las ganas que te entran de comer fabada al ver el ojete de Falete.  Y es que una nevera/frigorífico/cajacongeláenlaqueguardascomía es un mundo. Las neveras de tus amigos siempre son mejores y siempre tienen pavo fresco, y por eso tu amigo siempre te está recordando ''tengo unas ganas de llegar a casa y comerme un bocadillo de Campofrío''. Y yo que bajo la cabeza, miro mi bocadillo, con escasa mantequilla, y dos lonchas de jamón de york lamoso, como cada mañana en mis recreos.

... ojete de Falete, ojete de Falete...

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