martes, 18 de diciembre de 2012

Happy truñitos

Hoy os vengo a contar mis penas. Penas, alegrías, depende del momento y de la persona. Y de lo que hayas comido. Y de los antecedentes familiares. Y de que si estas en tu propia casa o si te han entrado ganas de la de los padres de tu novia.

Los happy truñitos viven a su aire. Tienen una forma de vida un tanto peculiar que consiste en salir cuando les sale del real recto y con ello consiguen tocarnos las pelotas a jornada completa. Porque por qué, porque ¿por qué la gente se empeña en decir que cagar es bonito? ¡NO! No es algo bonito, ni relajante, ni que puedas arreglar con un Briseuntoque. Es algo que molesta. Yo si pudiera me cosería el culo.

En realidad, lo que me molesta no es el acto de cagar, es lo que lo envuelve. Es decir, todo el proceso desde que pones tu pie en la puerta de ese horrible sitio llamado ASEO.
En esta grandiosa película que es ASEO (Uve Sé en la versión sudamericana), está la protagonista taza, el invitado (a veces) bidé, del que no voy a hablar porque le deicaría un post completo, y la dama escobilla, que es como la Betty la fea de los aseos. Hay gente que no hace muchos cameos en esta bonita película y los medicamentos parece que se recomiendan solos. Heno de Pravia, Fave de Fuca, salvado, Aspirina (que vale para todo), Ibuprofeno (que según las mujeres también vale para todo), etc. ¡¡Mentira podrida!! Con eso no cagas ni patrás. Con lo bueno que es un puchero gitano o el clásico gazpacho+yogurt, que eso es mano de santo, oye.

Un día comí puchero gitano. Ese día fue mi perdición.

Nadie caga por la noche, conscientemente. Pero para mí llegó el momento en el que estás soñando que una negra te está besando el cuello lentamente cuando, de repente, ¡una ligera presión apareció! Y esa presión te hace que abras los ojos y te destapes rápidamente para ir al servicio, cual alma que se lleva el diablo. Te metes en el baño, todo esto con mucho sueño, te bajas los pantalones barra calzoncillos barra bragas barra corsé de cuero (hay de todo en el mundo) y te dispones a echar tu happy truñito nocturno. Con los ojos entre abiertos y entre cerrados puedes percibir LA TOTAL Y ABISMAL ausencia de papel higiénico que en un momento de su TOTAL Y ABISMAL patética vida alguien decidió dejar así. Vas con los pantalones bajados y, muy importante, adoptando una posición de esquiador disléxico para no mancharte, supongo, hacia el armario donde se guarda el papel higiénico cual alma que se lleva el diablo. Porque esa es otra: NO. El papel higiénico en mi casa no está en el baño. Está en la despensa. Muy bien, el papel del culo al lado de la sopa de sobre. Muy lógico todo. Con esto que lo coges, consigues llegar hacia la línea de meta, cual alma que se lleva el diablo, y acabas la faena, entre bostezos y lagrimitas nocturnas.

A veces me pregunto si Dios nos odia. Dios, Alá, el destino o un mono con forma de botijo. Nos podría haber "creado" con otro sistema para desechar desechos desechables, ¿o no? Yo que sé, por ejemplo, un estómago desintegrador, o un ano transportador de mierda a otra dimensión y no de esta forma odiosa, cuya señal de aviso es un retortijón que te hace ir al baño, cual alma que se lleva el diablo.

domingo, 21 de octubre de 2012

Diario chorra de un amante de las croquetas

¡Hola amantes de la butifarra!

Ha sido mucho tiempo sin pasar por aquí. Creo que he olvidado como escribir (con el pene), pero es que estoy muy liado haciendo NADA. No, en serio, estudio arquitectura. El tiempo se tiene que notar. Si no estoy haciendo maquetas, estoy haciendo dibujos o preparándome unos boletus al horno. Como veréis mi vida es tan fascinante como la historia del bidé.

Como a nadie le interesa lo que haga y lo que deje de hacer, os voy a hablar de los patios de vecinos. Todos hemos visto uno. Algunos vivimos en uno y no es nada que le desee a nadie.
Pues el otro día (un día de estos, todos los días posibles de mi vida que no sean hoy), me desperté al sonido de una lavadora retumbando como cosa loca. Abrí la persiana, el sol cegador cerraba mis pupilas al  ritmo del canto de los pájaros de los cojones que están piando desde las 5 de la mañana. 4 de cada 2 expertos recomiendan usar palos de escoba para ahuyentar a los pájaros disléxicos. Que alguien los mate. O algo. Pues eso, abrí la persianita, que encima chirría, el sol cegador cerraba mis pupilas como un girasol nocturno y la Toñi había puesto una lavadora a las 7 DE LA MAÑANA. Siete. De la. Mañana. Y agarraos porque esta mujer está to' loca: ¡¡LA QUE CENTRIFUGA!! Sí, sí, porque la Toñi tiene 2, con la sequía. Una para la ropa fina (la que no destiñe del mercadillo) y otra para las bragas de la regla. Que es sorprendente como, a diferencia del paisaje con el que se levanta un ricachón y con el que me levanto yo, entre esas hileras de sujetadores, panties y ese festín de lo antimanchas, ¡¡sorpresa!! ¡¡Unas bragas de regla salvajes aparecieron!! Por suerte, Toñi usó Kalia Vanish lejía Oxi-action con oxígeno activo max white. Max white plus. ¡¡Es super efectivo!! Bragas de regla se desintegraron.

Yo, si empezamos así, no juego.
Está el chaval que canta a Camarón con una camiseta de Los Ramones, que si me lográis explicar la lógica que eso tiene, pues posiblemente podréis descubrir la cura para el cáncer. O algo. También, de los creadores de la mujer que sale a tender con los rulos, llega ''el que pone el aire acondicionado un 20 de octubre''. Ole tú. OLE TÚ. Dicen que está cobrando por que la gente patine en su casa gratis. Algo así he oído entre los cotilleos de las 5 de la tarde. Esa no os la he contado. Las 5 de la tarde son el Sálvame vecinal. Aquí, la del 4º A y la del 4º B te informan, estés abonado o te importe una mierda, de la actualidad vecinal en su justa medida.
- Mi arma, ¿qué? ¿Tendiendo la ropa?
- Pues aquí me ves.
- ¿Y los niños qué?
- Bien, bien.
- ¿Y el Pepe qué hace?
- Bien, bien.
- Oye, ¿y tu madre?
- Bien, bien.
- Bueno te dejo, que estás liada.
Mola, ¿eh?
- Oye, ¿te dió la Natalia el tupper del otro día?
- Si, sí. ¿Te gustaron las gachas?
- Oi, oi, oi, oi (infinito), buenísimas. Otro día te traigo aceite de mi pueblo, que es que es buenísimo.
- Pues si niña, porque mi Rocío me está engordando mucho desde que no hace natación.
- ¿No estaba apuntada a bolibó de ese?
- Sí, y todavía va a clases de francés y turco. Los martes va a clases de judo y los miercoles y viernes se entrena para el triathlon anual después de salir del conservatorio.
- Ah, bueno, ¿y como me has dicho que está?
- Bien, bien.
Totalmente necesario. Cuando vea a ''la Rocío'' le voy a regalar una caja de vitaminas. O un vale para un entierro gratis. O algo.
Bueno, mis armas, os dejo, que va a empezar a llover y ahora es cuando la Toñi sale a recoger la ropa corriendo, así que me voy a hacer unas palomitas para verlo porque esto que veo yo por mi ventana es digno de Oscar. O Globo de Oro. O algo.

lunes, 27 de agosto de 2012

La historia de cómo fui a un restaurante chino y mi camiseta olía a fritanga

Atención: con este blog no pretendo ofender a ningún chino, japonés, taiwanés, koreano o persona incapacitada para abrir bien los ojos.

El otro día fui a comer a un chino con mi familia. A mi es que me encanta la comida de otros países. Yo iría a China y probaría de todo, hasta las cucarachas fritas, que tienen muchas proteínas. Pues resuelta que habían abierto un nuevo restaurante en mi ciudad. La gente hablaba muy bien de él, que si hacía comida muy buena, que si los platos estaban muy bien. BIEN. BIEN. Primera regla en cuanto a recomendaciones: no le hagas caso a tu charcutera si se llama Toñi y sabes que su bocadillo favorito es el de chopped con aceitunas.

Allí que fui yo con toda mi familia, muy contento, muy alegre, más que Patricia Conde con tanga. En otro capítulo de este blog os contaré ''¿Por qué todos los restaurantes chinos se llaman Sakura?'', porque es un misterio que ni Esperanza Gracia sabría decirnos. Entré, entramos, todo muy modernos, los orientales brincaban, los platos volaban y yo me hacía pipí. Viendo el percal, le dije a mi madre que me pidiera un agua con gas (moderno, ante todo) y me fui corriendo al baño. Cuando volví, mi familia, loca de hambre, ya había escogido todos los platos/fuentes de comida, porque, ¡sorpresa!, era un ''restaurante oriental buffet Wok''. Qué alegría, qué alboroto, qué hambre tengo hijosdeputa. Antes de cogerme un plato e ir a acabar con los rollitos de primavera de esa isla inmensa de comida, eché una ojeada a los platos de mi familia...

Croquetas de pollo, patatas fritas, flamenquines de jamón, mini sanjacobos, tacos de tortilla de patatas, patatas bravas, UNA CAZUELA DE CALLOS, que yo no sabía si eso se servia aun en las tabernas típicas etc, y la única prueba de que eso era un restaurante chino: ''un rollito imperial''. Yo, extasiado por el momento, cogí mi plato, y fuí con miedo hacia la isla. LA ISLA...
- Bienvenido al lestaurante ssino Sakula.
- Ah, hola.
- Aquí tiene los plato plepalado y aquí los plato flesco palal wok.
- ¿Los platos qué?
- Aquí los tiene.
- No, que qué ha dicho.
- Sí.
¿Sí qué? ¿Pero me quieres contestar? Total, que le sonreí vagamente y llevé mi plato a esa mesa de ''plato plepalado''. Fue un momento un poco deja vu, porque no sabía si estaba en un chino o el bar Manolete. Los platos españoles abundaban en esa mesa y la fritanga por doquier me hacía adquirir un olor particular de cualquier casa andaluza: olía a ''güeboh fritoh con filete empanao''. Fui buscando mis rollitos de primavera. ¿QUÉ COMIDA CHINA ES UNA COMIDA CHINA SI NO HAY UN ROLLITO DE PRIMAVERA POR MEDIO? Pues probablemente todas, pero yo lo quería. Cogí lo más parecido a una bolsa de verdura que había, y que luego sabía a tabaco, y una croqueta. La demagogia inundaba mi cara.

Mientras la gente pasaba al lado mía a cámara rápida mientras yo sostenía el plato con el ''rollito imperial'' y la croqueta, muy quieto, a modo videoclip, intentando recordar qué era lo que el chino me había dicho. ¿Plato qué? ¿Plato qué?
De repente, te la clavé de frente. No, de repente, ví a un niño pequeño salir de un pasillo con un inmenso plato lleno de verdura a la plancha y unos langostinos. Corrí gritando ¡¡juro por Dios que nunca volveré a pasar hambre!! hasta que me dio un calambre en el tobillo y tuve que parar a coger la croqueta y seguir. Llegué al paraíso de las verduras, una isla de comida repleta de verduras y ¡¡sushi!! Bendita sea Rocío Jurado. Me planté con una fuente de verdura delante del mostrador de wok:
- Hola.
- Hola.
- ...
- ...
- ...
- ...
- ...
- ...
- ¿Qué salsa quiele?
- Em... Pues no sé, ¿cuáles hay?
Antes de poder acabar la frase, el presunto cocinero me había servido el plato.
- ¿Pero qué salsa me has puesto?
- Salsa ostlas.
Salsa ostlas, salsa ostlas... PERO SI LLEVO UN FILETE DE POLLO Y UN PIMIENTO. ¡¡UN PIMIENTO!!

Y así acabé, comiendo un filete y una croqueta con miedo a volver allí y sentirme más incomprendido que Falete con un plan de dietas, añorando la buena comida oriental de antaño y con mi camiseta nueva con olor a fritanga. Maldito seas, aceite de girasol.

viernes, 10 de agosto de 2012

Los dramas de ser un señorito mientras chupo un limón

Hola, amijos. Llevo 2 semanas tocándome lo que viene siendo la zona cercana al perineo, otras 3 semanas en Londres y ahora no os he escrito porque no me ha salido de los huevos. Pero tranquilos, ya estoy aquí otra vez, para el deleite y el odio de muchos. (Pausa para aplausos y lloros) Pues nada que el otro día estuve viendo los Olympics, que vengo yo muy englishpeople y me dije ''oye, tío, escribe algo en tu blog, que entre la carrera y el verano lo tienes abandonaico'' y me puse manos a la obra y me hice un bocadillo.

En fin, la vida es así, como un bocadillo. De Londres no os voy a contar mucho, no hay de lo que quejarse, excepto por los precios de esa maldita ciudad.
- Hello! Un grano de arroz, por favor.
- 10 libras.
- O.o
Allí era todo precioso. Tenía mis salidas a ver la ciudad, mis vistas londinenses, mis fiestas, mis fotos de moderno y mi nevera llena. ''Hala, Adrián, ni que eso fuera importante'' Pues sí que lo es. Y más cuando llegas a casa después de 3 semanas comiendo lo que te ha dado la gana, abres la nevera y encuentras el medio limón que ha sobrado de la paella del otro día, que ese limón no tiene otro futuro que el fondo de una bolsa perfumada, si es que compras en el Mercadona. Las ganas que te entran de comerte ese limón son directamente proporcionales a las ganas que te entran de comer fabada al ver el ojete de Falete.  Y es que una nevera/frigorífico/cajacongeláenlaqueguardascomía es un mundo. Las neveras de tus amigos siempre son mejores y siempre tienen pavo fresco, y por eso tu amigo siempre te está recordando ''tengo unas ganas de llegar a casa y comerme un bocadillo de Campofrío''. Y yo que bajo la cabeza, miro mi bocadillo, con escasa mantequilla, y dos lonchas de jamón de york lamoso, como cada mañana en mis recreos.

... ojete de Falete, ojete de Falete...

domingo, 20 de mayo de 2012

Los 10 mandamientos de un moderno


  1. Amarás a los pitillos sobre todas las cosas.
  2. No tomarás el té en vaso.
  3. Santificarás el cumple de Lana del Rey.
  4. Honrarás a la ropa vieja de tu padre.
  5. No comerás.
  6. No llevarás desabrochado el primer botón de la camisa. Es un acto impuro.
  7. No lavarás las Converse.
  8. No levantarás falsos bolsos de Loewe ni mentirás diciendo que los compraste en rebajas.
  9. No consentirás llevar gafas que no sean de pasta.
  10. No codiciarás el iPhone ajeno.

lunes, 30 de abril de 2012

Manifestación de mi estómago

Tener familia implica ser de la BBC: bodas, bautizos y comuniones. ¿Para qué quieres una familia si no es para maltratarle el estómago? Malditos bastardos. Acabo de venir de una comunión. Los andaluces es que somos muy bastos. Y exagerados. Muy muy muy muy muy muy muy muy muy muy muy muy muy muy exagerados. De hecho, si no has leído todos los muy porque te daba pereza, eres andaluz.

Ir a una comunión andaluza significa comer como si hubiera una boda gitana. Y no una boda gitana cualquiera, sino la del clan de los ojos negros entera. Somos comilones con avaricia, queremos toda la comida para nosotros. Y la gamba de la vergüenza no existe en mi ciudad. Después de pasar por 4 platos de gambas, langostinos, jamón de jabugo ibérico 4 bellotas del bosque de la sierra de Mairena de las 3 Yeguas, queso manchego, croquetas caseras, aceitunas con hueso, aceitunas sin hueso, aceitunas con el hueso por fuera, olivas (¡OLIVAS! ¡Que ya nadie come de eso!), morcilla para repetir en bucle hasta la muerte y litros de cerveza a mansalva, llega el momento de comer. Sí, es que todo lo demás son entrantes, que no sé por qué se llaman así. Se deberían llamar llenantes.

Me anuncian el platotansuculentodecuyonombrenomeacuerdo y yo, con unas ansias que me moría, decidí esperar apurando mis aceitunas. Las del hueso.
Me traen gazpacho.
Perdona pero disculpa, ¿éste gazpacho lo ha hecho Ferrán Adrià? Porque es el único autorizado a ponerle ese nombre. Yo, como buen andaluz, me tomo mi gazpacho. Y ya, cuando la última aceituna del plato no te entra en la garganta y si te entra a presión la croqueta de la hora de antes te puede salir por otro agujero de tu cuerpo, entonces, y solo entonces, lo anuncian.
"Señores, aquí está el PRIMER PLATO". 
¿El primer qué? Espera. ¿Qué? Como yo me meta esa carrillada en el cuerpo, creo un tapón en mi cuerpo que van a tener que desatascar con una tenia.

En fin, mi familia es así. Luego están los típicos momentos memorables en una comunión, como son el firmarle el librito al niño o a la niña, sabiendo que ésta acabará metiéndose el "cuerpo de Cristo" en la boca muy pronto, la típica vieja que se quita la peluca cuando se emborracha, el baile en medio de la sala de la tía gorda, la guerra de "a ver quién le acierta al abuelo en el ojo con el cacahuete", el momento protagonismo a lo Beyoncé Knowles del niño cuando le dan los regalos o la prima choni que se rompe un tacón mientras le baila guarro al cura. Aunque el mejor momento del día es cuando llego con mi familia a casa, con 2 cuartos de baño para 4 personas y la respectiva carrera a cada uno de ellos. Esa comida tiene que salir por algún lado.

Total, por unos litros...

viernes, 27 de abril de 2012

Cajeras sin bachillerato

El H&M de mi ciudad es perfecto. 4 plantas llenas de ropa, su sección de lencería, sus stands de todo a 5€ (maravillosos) y sus cajeras que me la traen floja. Además de tener que contratar a Indiana Jones para encontrar a una guapa, tienes que llamar a Rappel para que te diga si en algún futuro no muy lejano entrará alguna que tenga dos dedos de frente. Ayer estuve por allí. El día hubiera terminado genial de no ser porque, a plena hora punta, con el Corte Inglés abarrotado, me dió por entrar, y, ¿adivináis qué? Sonó la alarma. Sí. Esa que suena cuando una gitana roba un perfume o cuando el choro de tu barrio se cuela a robar unas medias. ¡¡UNAS MEDIAS!! ¿Qué sentido tiene? El mismo que una aceituna vestida de gitana bailando funky a la salida de un yate noruego. Bueno, el caso es que después de que me miraran 3 gordas con cara de superioridad y la mujer me pidiera la bolsa, descubrí que la cajera del H&M me había dejado la alarma de mi camiseta puesta. Y no, no la invisible que suena cuando te la has puesto varias veces, no. Me dejó la prueba más evidente de que era tonta y en su casa no lo sabían. Me dejó una bonita estampa en el hombro de mi camiseta de 5 euros.


No te deseo mal, cajera, pero ojalá que Falete se confunda y utilice tu toalla del pelo como papel higiénico. En serio, yo era feliz, pero esa cajera del demonio tuvo que destrozar mi día.

¿Cuál fue mi respuesta? Ninguna. Hasta el día siguiente. Decidí ir a la tienda en bus, que esa es otra, creo que H&M y los autobuses tienen un consenso, para que lo que te ahorras en camisetas, te lo gastes en viajes insufribles. Cuando entré, lo primero que hice fue soltar un ''¡¡CAJERA DEL DEMONIO!! ¡¡ME VAS A QUITAR LA ALARMA CON EL COÑO!!'' mientras el viento soplaba muy fuerte, las alarmas de la puerta se disparaban y yo corría esquivando a los guardas hasta llegar a la cajera que me esperaba con cierta cara de miedo y mientras le daba con la caja en los dientes.

Es broma. Lo que pasó fue esto:
- Hola, mire, que ayer estuve aquí comprando y no me quitaron el cachibache este de la alarma.
- Ah, sí, no hay problema. ¿Tienes ahí el ticket?
- Sí, toma.
- ... Bien, ahí lo tienes. Y perdona, ¿eh? A ver, ¡decidle a la Soraya que le quite la alarma a la ropa!
Y ya está. ¿Y ya está? Pero, ¿que castigo es ese? Ni siquiera conocí (por segunda vez) a la cajera que me había hecho el día imposible. Ni siquiera me dieron el cachibache de recuerdo, ni una camiseta con ''una cajera que me odia mucho me dejó puesta la alarma en una camiseta como ésta''. Sinceramente, me esperaba mucho más de una empresa tan internacional  y que cada cierto tiempo mete trapos en tinte de colores y dice que los ha hecho Versace. 

Y sobre las cajeras, bueno. Grado medio de peluquería.
Señoría, no hay más preguntas.



Por cierto, Soraya, Rappel me ha dicho que ha visto tu tumba en un futuro no muy lejano.

lunes, 9 de abril de 2012

Autobuses pequeños versus señoras lentas: cómo perder los nervios en un vehículo con aire acondicionado sin que te sude el entrecejo

Viajar en autobús sería lo mejor del mundo si no fuera por el calor, la falta de asientos decentes y las señoras con sus nietos. Otra vez la misma historia, las señoras y el bus, ¡pero es que son un incordio! Ayer fui con mi amigo a comprar unos trapos. La empresa de autobuses de mi ciudad ha instalado los nuevos autobuses eléctricos, esos que no hacen ruido, que cuando frena se para el motor y cuya conversación interna no es otra que:
- ¡Uy, que sa' roto!
- Que nooooo.
- Ah, es verdad, que este es eléctrico. (...) ¡Uy, que sa' roto!
Y así hasta la muerte. Los seres que habitan dentro no son otros que ''LAS JUBILETAS''. Con sus nietos-bolso, que algunos te miran con carita de ''no te vayas, no me dejes solo con ella'' y te dan pena. Como para no darlo:
- Abuela, ¿por qué hace tanto calor?
- Pues porque el tiempo está loco. Al tiempo le ha dado algo y se ha quedado loco.
Si empezamos con esas clases de cultura general tan intensas, yo me desmatriculo de la universidad y me saco el carnet de la 3º edad, con mi ruidito. Lo peor es cuando se te queda en el pasillito del bus la típica abuela gorda, con bolso XL que no deja pasar ni al Papa. Señora, no estoy en este autobús con la rabadilla del culo sudada para quedarme en el pasillo, así que aparte su culo grasiento y su moño del tinte y déjeme pasar [pose de negra-pose-pose-pose-ajam].
Quizás no recuerden los cumpleaños de sus nietos, pero las paradas DE MEMORIA, oyes. Cosa mala. Bueno, las paradas, las no-paradas, por dónde pasa el bus, las combinaciones, el nombre del nuevo niño de la Loli, la historia de la Carmen que le ha tocado la bonoloto, las tendencias meteorológicas más recientes (que si, que ellas lo han visto en la primera, ¿quién eres tú para rebatirlo?), el nombre del autobusero, cuántos hijos tiene y lo que le gusta hacer en la cama. El Sálvame no tiene nada que hacer contra estas lagartas de la información. Son peor que una peluquería antes de una boda. Si tu abuela favorita quiere ir al centro en autobús, ¡NO LA DEJES! El autobús está maldito. Es un convierte-marujas y hace que tu yaya se convierta en una señora quéhacesahíeseesmiasientollevaminombreNOLOVES. Una vez una señora se sentó literalmente encima mía con la escusa de un frenazo del bus. No le rompí la cadera, porque ante todo, soy un moderno. No hay derecho. Y cuidado con las que van pintadas y alicatadas hasta el techo, son una falacia.

Aun así, hay gente que merece la pena en esos vehículos del demonio. Los matromonios con 3 bodas de oro a sus espaldas. Son tan ricos, tan adorables, tan...
- Manolo, ¡ya te has pasado la parada otra vez!
- ¡Que me dejes, que sé dónde estamos!
- ¡Que no me grites!
- ¡Que no me pegues!
Y así hasta la muerte. Ahora de verdad.

jueves, 29 de marzo de 2012

Los bolsillos y todos los objetos destinados a perderse en ellos

Si ahora mismo tienes puestos unos leggings o un pijama sin bolsillos, no sé qué haces leyendo esto.

Ayer me dí cuenta de que mis pantalones favoritos tienen un agujero. En el bolsillo. Lo cual explicaría por qué el otro día tuve que pagar con un billete de 20 euros un chicle. No es que quiera aparentar, señora, es que mi madre lava la ropa con monedas picudas. Los bolsillos son un mundo. Si no tienes uno, no eres nadie. Eran, son y serán el iPhone de nuestra generación, por más que diga Steve Jobs (decía...). ¿Para qué quieres un iPhone si no tienes un bolsillo donde guardarlo? Te pillé, Macaré.

Hoy me siento filofósico. Y no, no voy a hacer un anuncio de Evax, pero ¿para qué sirve un bolsillo? Para meter monedas no, porque se pierden. Para meter la mano tampoco, porque no caben, a no ser que seas un moderno. Yo tengo la respuesta: para meter cosas de bolsillo. Bueno, en realidad ni para eso. Las cosas de bolsillo para guardar en los bolsillos solo tienen que tener una característica: no caber en uno. ¿Que quieres hacer tomates de bolsillo? ¡Pues hazlos! Pero que sean tan grandes como un piano, por dios. Están los libros de bolsillo, que si a unas malas te compras un pantalón XXXXL y te metes uno en el bolsillo, pareces Chuck Norris en su mejor película western, solo que tú no puedes andar.También están las linternas de bolsillo, que no alumbran una mierda e incluso el otro día vi en la tele ¡botellas de bolsillo! Sí, sí. Al grito de ''nuevo Font Vella pocket, para llevarla a donde quieras''. Entonces, si me voy al desierto, de excursión, me llevo la Fontvellita de los huevos... TU LO QUE QUIERES ES QUE ME MUERA DE SED.

Otro aspecto que me pone de los nervios es la forma de los putos bolsillitos. Ahora, famosa discoteca tienda de moda Bresshhhka ha decidido que los pantalones ajustaditos para las mujeres, con las que puedes leerle los labios, llevan bolsillos. Pero no queda ahí la cosa. ¡BOLSILLOS CON CREMALLERA! O sea, como si no era difícil meter algo ahí ya, ahora le ponen cremallera. Es que de ahí ya ni sale ni entra ná, vamos. Si las chonis se quedan embarazadas será por vuestra culpa, Bresssshhhka, porque no pudieron sacar el condón de su bolsillo a tiempo. Luego están las típicas cazadoras, tipo coronel, que tienen más bolsillos que cosas que meter en ellos. No os hagáis los tontos, el bolsillo de la teta sólo y exclusivamente es para Indiana Jones. Si metes algo ahí puedes alterar el espacio-tiempo y ya es medievo en el Corte Inglés.

domingo, 18 de marzo de 2012

Dudas existenciales de una aceituna vestida de gitana

¿Por qué  las aceitunas están más buenas cuanto más mierda le echas? ¿Por qué es imposible quitarle la grasa a los tuppers? ¿Por qué las madres sí pueden? ¿Por qué un chino parpadea más rápido que tú? ¿Por qué están de moda ahora los vinilos si no caben en ningún sitio? ¿Por qué los libros de bolsillo no caben en ningún bolsillo? ¿Por qué te das cuenta de que se te ha roto el bolsillo cuando se te ha perdido dinero? ¿Por qué los vasos de beber agua se lavan? ¿Con agua otra vez? ¿Pero qué clase de idiota inventó eso? ¿Por qué en casa de las abuelas siempre hay al menos un plato de cristal? ¿Para qué sirven las uñas aparte de para comérselas? ¿Por qué no hay ninguna transexual que se llame Pepi? ¿Paca? ¿Rocío? ¿REMEDIOS? ¿Quién hace los inexplicables agujeros de las camisetas? ¿Por qué María Teresa Campos mueve las tetas al reírse? ¿Quién se cree que es? ¿Por qué pone la gente avatares de famosos muertos en Twitter? ¿Por qué no puedo chuparme el codo? ¿Por qué lo intentas ahora? ¿Por qué McDonald's no me pone un poco más de Coca-Cola en mis hielos? ¿Por qué?

Y otra cosa... ¿¿POR QUÉ NADIE MULTA A LOS DUEÑOS DE LOS CABALLOS POR DEJAR LA MIERDA POR LAS CALLES??

viernes, 16 de marzo de 2012

Productos dedicados a ir al fondo de la despensa

Llegar con tu compra a casa es muy bonito.
- Hola!
- Hola. ¿Qué has comprado?
- Pues esto, esto, esto, esto, esto para cenar, esto, esto que estaba en oferta, esto, esto, esto y este té de cola de caballo que seguro que sabe a vómito de cabra, pero dicen que es bueno para el tránsito.
- Ah, sí, yo tengo champú de cola de caballo también.
- ¿También es bueno para el tránsito?

No, en serio. Muchas veces compramos lo que sea por tal de llenar la despensa. Si rebosa, nos sentimos mejores personas. Una vez llegue a comprar un 3x1 en papel higiénico. ESO NO HABÍA CULO QUE LO GASTARA. Os invito a retirar los zumos con leche, los chocolates y las galletas, y mirar al fondo de vuestra despensa, donde verdaderamente está la comida que no engorda. Yo lo hice ayer, y esto es lo que me encontré y pude identificar.

Paquete medio abierto de tallarines Mercadona. Menos mal que a la pasta no le sale moho, porque eso ahora mismo sería una croqueta. ¿Habéis oído hablar de esa cosa llamada ''fecha de caducidad de la pasta''? Yo tampoco, hasta ahora.
Un paquete de tostaditas incomibles cogidas con una pinza rosa del tendedero de la vecina. Me las solía comer con mermelada y philadelphia, hace 3 meses.
Una patata verde. 
Una bolsa de nueces de San Antonio. Eso más que nueces parecían pasas. Pero si son de San Antonio, igual también son buenas para el tránsito, así que eso lo reciclo.
Un ajo. Uno solo. Solo uno.
Un brick de nata, 250 ml. No lo gasto por rabia. Me compré un horno en el que no se podían hacer dulces, y esa nata sigue esperando acabar en una bonita tarta.
34 botes de judías, fabada asturiana y cocido madrileño. Para picar entre horas.
Un bote de espárragos, el cual aún sigo sin poder abrir.
Una latita mini de coles de bruselas. ¿En qué momento de mi existencia he comprado yo ésto? Ni siquiera me gustan, ni las pienso probar.
3 o 4 paquetes de sopa de sobre Gallina Blanca. Ya lo dice el refrán, tomar sopa es de sobres.

Creo que no había nada más (reconocible). Las despensas siguen el orden el universo, y haya lo que haya, siempre da para hacer una ensalada. Lo que no sé es donde voy a poner el bote de espárragos, porque eso no hay ser humano que lo abra. Ahora me voy a comer un paquete de galletas que encontré la semana pasada. Le he quitado las 5 primeras capas y pa dentro.

Yo en el fondo creo que las fábricas hacen estos alimentos porque saben que van a acabar allí. Además la mayoría de ellos están colocados en sitios estratégicos: las cajas de los supermercados. Anda que no habré oído yo veces:
- Nena, llévate estos chorizos criollos, que están de oferta.
- Ay, pues mira, sí. Le quito la primera capa y se lo pongo al niño para el desayuno.

Y así con todo.
- Nena, llévate estas latas de callos con berenjenas, que están de oferta.
- Ay, pues mira, sí. Le quito la primera capa y se lo pongo al niño para el desayuno.

Desde chocolatinas derretidas, hasta ofertas de maquinillasdeafeitar+cualquiercosacomestible, pasando por preservativos en mal estado (que no sé porque los ponen ahí, si de ahí nadie los coge), latas de calamares en su tinta, con fotos de calamares, como con pelos, latas de sardinas en aceite, como con pelos, y las cosas que la gente se deja en la caja, que debe ser:
- Son 36,80 €
- Ay, solo me he traido 35. Cariño, deja lo que tenga el envase más feo.
Y así se quedan allí todos los yogures que no tienen fotos de frutas, o los espárragos que nade puede abrir y que Adrián se lleva a su casa. Y llevan una foto de espárragos con mayonesa. Como con pelos.



domingo, 11 de marzo de 2012

Señoras de aparente edad en la parada del autobús cansadas de la vida de barrio pero deseosas de llegar a casa para ver la telenovela

Hoy he estado en uno de los barrios más conflictivos de Sevilla. No voy a decir cual es porque no quiere desvelar su identidad, aunque el ayuntamiento considera conflictivo cualquier lugar en el que haya hileras de bragas en la fachada de un edificio, porque sino, no me lo explico. Total que tuve que ir y eso bla bla bla nada más. Todos los barrios de Sevilla son diferentes: diferentes culturas, diferentes personas, diferente arquitectura, pero todos tienen 3 cosas en común: los carriles-bici que acaban en la nada, las mierdas de perro al lado de papeleras y las abuelas hablando de sus nietos / cocidos / miraelmoñoquemehahecholaniñaésta / quecalóhaseestoyasfisiáysamarreoelabanicocontramipecho.
Las citadas señoras, se sientan media hora diaria en una parada de autobús. Nadie sabe de dónde vienen, nadie sabe a dónde van. Pero ahí están, incordiando.
SEÑORA 1: (llega y se sienta) Ay, por dios, que calor hace. No quiero saber cuando llegue el verano, yo es que no salgo de mi casa. (Puesto que estaba sola y hablando, por no dudar de su estado mental, la miré. Sonreí).
SEÑORA 2: Ay, por dios que calor. (Se sienta también). ¿Ha pasado ya el 13?
SEÑORA 1: Que va, llevo aquí media hora y nada. (Un momento. O el espacio-tiempo se curva en una parada de autobús, o es que mi móvil no va bien, porque llevaba sentada 5 MINUTOS DE RELOJ.)
SEÑORA 2: Estos del ''Trusán'' desde luego que no tienen perdón. ¡Pues no que el otro día el hombre no me quiso abrir la puerta! Que se me había escapado de la parada y se había parado en el ''sefófaro'' (LO JURO QUE LO DIJO) y no me quiso abrir el pachón.
Me sentía en un campo gravitatorio originado por el esas pelucas. Una más rubia que morena y otra color morado/verde/marrón/tuttifrutti, que deberían quitarle el diploma a esa peluquera. Nada más que imaginarme a esas señoras correr detrás del bus con esa peluca encima, me miccionaba un poquito.
SEÑORA 2 OTRA VEZ: Y el Manolo que hace? (Ah, si ya encima se conocen, yo me caigo aquí muerto)
SEÑORA 1: Pues ahí se ha quedado.
SEÑORA 2: Yo al mío lo he dejado en lo del banco.
Pasó el 11, el 12, el 11 otra vez, el 24 y el 14. Ese autobús DEL DEMONIO no aparecía por la parada, tras 20 angustiosos minutos escuchando hablar sobre ''la Charo'', que por lo que despotricaban de ella, no sabía si era charcutera, otra abuela con peluca, trapecista o bombera, me decidí a ir a otra parada porque eso no había manera de que pasara. A lo que me doy la vuelta y viene el 13. Le pago, UN EURO CON TREINTA CÉNTIMOS, SINÓNIMO DE ROBO, pero eso es otro tema por el que matar a ''Trusán''. Me siento en el asiento de atrás, los que vienen juntos, porque la penúltima fila es un muro infranqueable para una señora mayor. Eso, los niños que van en sillones para embarazadas y los asientos que van mirando para atrás. Una vez se me ocurrió sentarme en uno que miraba para delante y ya había una (no las ves venir) diciéndome que si le cambiaba el sitio, que se mareaba.
Ah, y cuando el autobús va lleno, no te puedes sentar. Le tienes que dejar el asiento a la señora que más se queje. Es un mandamiento de abuela, el cual nadie sabe si no tiene 65 años y un carnet que al pasar por el cancelador, hace un ruidito diferente al tuyo. Yo de pequeño quería un carnet como esos. ¡Quería mi ruidito!



viernes, 9 de marzo de 2012

Mi más enérgica desaprobación hacia la nata que se queda por encima en la leche caliente

Los lecheros (o la gente que hace la leche, que ahora mismo no me viene la palabra a la cabeza) siempre han sido muy de sacar la nata de la leche y ponérsela en un pan, cual pobre desnutrido. No puede haber cosa más asquerosa. Bueno, sí que la hay, cuando mi hermana se sonó los mocos en un vídeo y cuando enseñó el pañuelo a cámara no era verde, ni amarillo, ni blanco. Era rojo.

Lo que esto viene a decir es que no tengo ni puta idea de lo que estoy escribiendo. Esta es la primera entrada del blog. No esperéis mucho, tengo sueño, he comido poco, un pájaro se ha cagado en mi ventana, lo he tenido que limpiar y tengo las fuerzas necesarias para mover los dedos sobre el teclado. fikghtfn. Sí, eso ha sido un cabezazo. ¿Que de qué voy a hablar de aquí? Pues voy a hacer lo que básicamente he hecho toda mi vida: quejarme. Me quejo de los ruidos, me quejo de la nata de la leche, me quejo de los cacahuetes cerrados que vienen en las bolsas de cacahuetes abiertos (que no nos engañen, que nos digan la verdad), me quejo de mí mismo, me quejo de los lápices blandos que aprietas un poco más de la cuenta y ¡zas! se parte la punta de pintar, me quejo de los correos de la universidad que te despiertan a ciertas horas en las que deberías dormir mucho mucho pero un amor de persona ha decidido que no, que tu sueño no vale más que una berenjena y es más importante que te envíen el boletín de noticias de tu facultad (el cual no lee nadie), me quejo por la economía y por lo mal que huele el cabrales pero como nos gusta. No me preguntéis como ha salido el nombre del blog porque no lo sé. Bueno sí:
- Fran, dime un nombre para mi blog.
- ¿De qué va a tratar?
- De hablar de mis cosas y de quejarme sobre el mundo.
- Uhm, ¿en español?
- Sí. Algo sencillo, algo rompedor, algo cool, algo maravilloso, algo espectacular, algo me he emocionado al verlo.
- A ver que piense. ¿Nombre serio o tipo ehmiramesoyunapatata?
- Eso, eso.
- Entrecogollosandaeljuego. O loquetuabuelanuncatedijonitediraporqueestámuerta.
- Jajajajajaja anda.
- ¿No te gustan?
- Ya lo he puesto.

La historia de mi vida.